Memoria
El proyecto plantea la necesidad de integrar la ciudad con el río mediante la recuperación y revalorización del paisaje natural y semi natural, superando las barreras urbanísticas existentes. El objetivo principal es sumar superficie verde y vida urbana a un sector caracterizado por infraestructuras viales, portuarias y grandes espacios de almacenamiento. Actualmente, la zona presenta desorden urbano, espacios intermedios y terrenos baldíos que dificultan su integración con el resto de la ciudad.
El concurso se centra en una parcela de forma alargada y angosta, de aproximadamente 300 metros de largo por 60 metros de ancho, resultado de la eliminación de las cabinas de peaje con la implementación del "free flow". Este espacio tiene el potencial de convertirse en un nexo clave entre el borde costero, el Distrito Joven y el Parque Salguero. Además, deberá articularse con la parroquia Cristo Obrero y resolver su relación con la autopista Illia, integrando así usos diversos dentro de un entorno urbano y ambientalmente valioso.
El plan maestro propone una red de infraestructura verde y azul que conecte parques y áreas naturales, generando un recorrido urbano que sea tanto un trayecto funcional como un destino en sí mismo. La experiencia del peatón se verá enriquecida por la proximidad al río, permitiendo una interacción más directa con el borde costero. Se busca que la ciudad consolidada se extienda hasta este nuevo sector, transformándolo en un área con alto valor paisajístico, urbano y arquitectónico.
Uno de los principales ejes del proyecto es la conexión entre la calle Juan Antonio Bibiloni, en el lateral de la Facultad de Derecho de la UBA, y la calle 9 Alberto Chejolan, en el límite norte del Barrio 31. Esta vinculación, de menos de 100 metros de distancia atravesando las vías del ferrocarril, permitirá una mayor integración urbana. Se propone además la recalificación de las vialidades existentes mediante la creación de un boulevard parquizado con bicisendas y veredas amplias, fomentando la caminabilidad y la movilidad sustentable en un recorrido de aproximadamente 800 metros.
El paseo también se conectará con el asentamiento Saldías a través del Camino del Trabajo y la calle Padre Carlos Mugica. Esta integración contribuirá a la cohesión socio-urbana de ambos sectores y fortalecerá la conexión con la ciudad en un punto intermedio entre la calle Salguero y la Avenida 9 de Julio. De esta manera, el proyecto promueve la accesibilidad y la conectividad transversal, eliminando barreras físicas que actualmente dificultan el acceso al río.
Para lograr una separación efectiva entre la actividad peatonal y el tráfico vehicular de alta velocidad, el proyecto contempla la construcción de un basamento con estacionamientos en tres niveles. Esta solución no solo atenderá las necesidades de los visitantes del conjunto y la costanera, sino que también funcionará como un centro de trasbordo para buses urbanos, facilitando la movilidad desde y hacia la estación Retiro y el centro de la ciudad.
Además, se prevé una modificación en la traza del Paseo del Bajo, unificando dos áreas de terreno actualmente separadas por el viaducto en sentido sur-norte. Para liberar completamente el sector de las areneras del tráfico de camiones, se plantea una nueva subida directa desde el Puerto a la Autopista Illia. Estas acciones permitirán consolidar un paseo costero público sobre la Dársena F y unificar los parques existentes, concentrando el tránsito liviano sobre la Avenida Castillo.
El diseño arquitectónico contempla la construcción de un conjunto edilicio sobre el basamento, compuesto por un edificio de oficinas de seis pisos y 36 metros de altura, un hotel de siete pisos y 34 metros de altura, un centro de convenciones de dos niveles y un espacio comercial y cultural con museo. Las alturas de los edificios han sido establecidas respetando los límites impuestos por la superficie de aproximación al Aeroparque Jorge Newbery.
Desde una perspectiva ambiental, el proyecto incorpora estrategias sustentables como la recolección de agua de lluvia para riego y sistemas de aguas grises. También se prioriza el uso de especies nativas adaptadas al clima y suelo local, minimizando la necesidad de mantenimiento y fomentando la biodiversidad. Entre las especies seleccionadas se encuentran árboles floridos y fragantes que atraerán aves y mariposas, generando un paisaje atractivo y ecológicamente equilibrado.
En términos de planificación urbana, el proyecto se inscribe en el marco del Distrito Joven y apunta a consolidar una mixtura de usos adecuada a los equipamientos propuestos. Se propone destinar al menos el 65% de la superficie del área a espacios verdes públicos, en cumplimiento con las regulaciones del Código Urbanístico. Esta estrategia reforzará la conexión con el parque Salguero y el Circuito KDT, incorporando 14,3 hectáreas de superficie absorbente y paisajística a la ciudad.
Dentro de la parcela, se incluirán 6.200 m2 de suelo absorbente y 12.800 m2 de cubiertas verdes, totalizando 19.000 m2 de superficie natural sobre un terreno de 32.000 m2. La planificación de los espacios verdes incluye plazas temáticas con especies nativas, áreas de descanso y senderos aromáticos que enriquecerán la experiencia de los visitantes.
El diseño modular del conjunto edilicio permite su desarrollo en etapas. Inicialmente, se construirán el basamento, el parque y las superficies verdes, mientras que los edificios se edificarán según la demanda. Esta estrategia garantizará una transformación gradual y sostenible del área.
El proyecto representa un paso significativo en la recuperación del borde costero de Buenos Aires, integrándolo a la ciudad mediante espacios públicos de calidad y mejorando su conectividad. Con la incorporación de nuevos parques y equipamientos, el Distrito Saldías se convertirá en un nodo clave dentro del plan de revitalización de la costa, promoviendo una transformación urbana sostenible y de gran impacto para la ciudad.